Llega Fabius

-Ya llegamos, ser, eso que se ve ahí es Devonesh -dijo Od.
Fabius ya lo sabía. Otro se lo hubiera comunicado al granjero de manera desagradable y arrogante. Fabius no. El granjero no tenía por que saber que él ya había estado ahí, aún menos saber que Fabius solía hacer vida allí en algunas posadas.
-Gracias por llevarme en el carro Od, sino tendría que haber ido a pie.

-No hay de que ser, ya se lo dije. Además, sino llega a ayudarme aquella bestia se me habría almorzado.

-Tonterías -respondió Fabius- Usted hubiera hecho lo mismo en mi lugar- Y deja de llamarme ser, ya te dije que aún no soy caballero, ni siquiera soy escudero.

-De acuerdo- respondió Od, no muy seguro. No estaba acostumbrado a ver gente con cotas de malla y espadas, para él todos los hombres armados ya eran caballeros- Bueno, ya hemos llegado, ser, si sigue andando por aquí, llegará a Devonesh en menos que canta un gallo. Yo ahora debo seguir en otra dirección.

Fabius se bajó del carro de las verduras. Por suerte, el granjero no le cobró por el viaje, pues estaba casi arruinado.

"Con tan pocos sílex no voy a ir a ninguna parte..."-pensó-"voy a tener que mirar a ver si encuentro algún trabajillo.


//Turin: Ganas 4xp por este post, si necesitas que intervenga en tu narracion me avisas, de lo contrario puedes seguir libremente con ella//

Bueno, ya encontraría trabajo más tarde, de momento debía ocuparse del asunto que lo había traído hasta allí. Era todo muy extraño, pero si aquel hombre, cómo decía, había conocido a Ser Ryan, debía informarle de su muerte, aunque ya debía de haberselo imaginado.

Cuando llegó a las puertas de la ciudad, le preguntó a un gruardia por donde quedaba el barrio de los mercaderes. Él guardia se lo explicó.

Aunque Fabius nunca había estado en aquella zona de Devonesh (Él no era mercader ni comprador, por lo tanto allí no tenía nada por hacer), no le resultó dificil encontrar el sitio en el que lo habían citado, una pequeña plaza. En el centro de la plaza había una fuente de piedra con una estatua de algún héroe de tiempos pasados. En la plaza sólo había una persona, pero Fabius debía asegurarse de que era la persona a quién buscaba. Se esforzó por recordar al pie de la letra el santo y seña acordado. Lo repitió mentalmente un par de veces y entonces cantó, un poco torpemente:

Había un oso, un oso, ¡un oso!
Era negro, era enorme, ¡cubierto de pelo horroroso!
¡Ven!, pedían las mozas. ¡Ven a la feria, oso!

A lo que el hombre de la plaza, un encapuchado que estaba sentado en el borde de la fuente respondió:

¿A la feria?, dijo él. Pero si sólo soy un oso.
Negro, enorme, cubierto de pelo horroroso.


Fabius asintió, aquella era la respuesta que esperaba.

-Bien -dijo- Tu debes de ser Finwar el Morado

-Sí claro, y tu eres el caballero negro, no te joroba -respondió de malas maneras su interlocutor. Cuando se quitó la caucha, a Fabius no le sorprendió ver rasgos de hombre del sur.- No, besugo con atas, yo sólo soy un simple siervo. Andándo, te mostraré dónde vive el jefe, aunque cuándo te vea dudo que te deje entrar.

Fabius se apresuró a mantener el paso del hombre oscuro, aunque le fue difícil porque las largas piernas de éste se movían con rapidez, casi con apresuración. De hecho, aquel tipo era tan alto que Fabius se preguntó si no debería tratarse de un Nomithz. Fuero lo que fuera, el ayudante lo sacó de sus pensamientos. Habían llegado a la casa de Finwar, una especie de pequeña mansión con un pequeño patio exterior rodeado de una verja metálica. El ayudante la abrió.

-Ya estamos aquí, chavalote, aquí vive el jefe. Cruza el patio, vuelve a cantar esa cancioncilla con tu preciosa voz y mis compañeros te abrirán.

Fabius cruzó el patio y llamó a la puerta. Luego se dió cuenta de su error y entonó:

Había un oso, un oso, ¡un oso!
Era negro, era enorme, ¡cubierto de pelo horroroso!
¡Ven!, pedían las mozas. ¡Ven a la feria, oso!
¿A la feria?, dijo él. Pero si sólo soy un oso.
Negro, enorme, cubierto de pelo horroroso.

Al cabo de unos instantes, la puerta se abrió. Detrás de ella había otro hombre oscuro, aunque este ya estaba entrado en años. Llevaba en el pecho un símbolo, una rata de color morado en un campo negro.

-¿Finwar el morado? -Esta vez Fabius quiso asegurarse.

-No, tonto del bote, yo sólo soy un simple ayudante. vamos, sube, el jefe te espera en su despacho, en la segunda planta.

//orkus: Ganas 7 por este post//
//Turin: Puedes continuar tu narracion, cualquier cosa que necesites me avisas//

Fabius entró en la morada. La casa de Finwar, por dentro, era bastante lujosa, aunque para tratarse de un mercader acaudalado, aquel hombre parecía no gastar mucho dinero en su casa. Varios muebles ean ya muy antiguos o estaban polvorientos, las paredes pedían urgentemente un lavado y un repintado y a Fabius le pareció ver goteras en el techo. Desde la sala principal se accedía al segundo piso por unas escaleras que llevaban a un pasillo con tres puertas. La primera daba entrada a un cuarto de dormir bastante lujoso, con muebles de fabricación exquisita, aunque con el aire dejado del primer piso. La segunda puerta llevaba a los dormtorios de los dos sirvientes. Las dos salas estaban desiertas, por lo que Fabius supuso que Finwar estaria en la tercera. Llamó a la puerta y, cuando oyó una voz que lo invitó a pasar, entró. Se encontró en un estudio con varias estanterias repletas de libros y otra con varios frascos con líquidos de colores. Había una puerta que dirigía a una pequeña terraza. En el centro de la sala, había una mesa con libros, papel y pluma y, sentado ante un sillón, un hombre de los lagos de edad avanzada. Estaba muy gordo, era calvo y lucía unos magnificos bigotes que le llegaban a la enorme panzaza. Vestía con una lujos túnica de seda morada, con una rata negra dibujada en el pecho. Al parecer era su hora de la merienda, pues se estaba comiendo un enorme pollo asado él solito.

-¿Finwar el Morado? -preguntó Fabius. Cómo fuera otro sirviente se tiraba por la terraza.

Por suerte, el hombre respondió, entre bocado y bocado:

-Sí, soy yo. ¿Eres tu el amigo de Ryan? Cuánto lamento su fallecimiento, era un gran hombre.

Fabius se extrañó de que el hombre supiera de la muerte del caballero. De acuerdo, era extraño no tener noticias de una persona durante varios años, pero Ser Ryan siempre estaba apareciendo y desapareciendo. Se quitó aquellos pensamientos de la cabeza, no podía desconfiar del amigo de su maestro.

-Sí, fui amigo y ayudante de Ser Ryan antes de su muerte. Mi nombre es Fabius.

-Ya veo que luces su tabardo, rojo y blanco -dijo Finwar, mientras masticaba- ¿Acaso eres tu también un caballero?

Aquello ya empezaba a ser sospechoso, si aquel hombre era amigo de Ser Ryan tendría que saber que un caballero que se quisiera llamar así llevaba su propio tabardo y no el de otro.

-No, por supuesto que no, ni siquiera soy escudero ¿No sabe que un caballero no lleva el emblema de otro?

-Sí, claro que lo sé... -respondió el hombre, nervioso. Incluso un ciego sordo se hubiera dado cuenta de que mentía- Sólo... sólo quería saber si tu lo sabías...

Fabius sospechó, empezaba a tener serias dudas de que aquel hombre fuera amigo de Ser Ryan.

//Turin: Ganas 8xp por este post//

-Ya...- respondió Fabius, en absoluto convencido- Bueno, señor norado, si es que realmente es usted, me hizo llamar, creo, ¿Qué quería? ¿Requiere mi ayuda para algo?

-No exactamente -respondió Finwar, se veía que estaba un poco nervioso- Sólo quería saber si conocías el paradero de la espada de Ryan. ya sabes ese viejo mandoble que siempre llevaba a todas partes.

-Ah, era eso -Fabius desenfundó el mandoble. Finwar dejó escapar un gritito de pánico- No se preocupe, no le haré daño si fue amigo de Ser Ryan. Sólo iba a mostrarle el mandoble.

-Así que es ese, ¿Eh? Ese es el famoso mandoble de Ryan.

-Sí, lo es. - Aquello era cada vez más extraño. Si tan amigo era de Ser Ryan ¿Porqué Finwar no reconoció el mandoble que el anciano caballeo levaba a todas partes? ¿Podría ser que aquel tipo no fuera Finwar?

-Bien... Debes saber que, la última vez que lo vi, Ser Ryan me pidió que le pusiera en la espada un poderoso hechizo que...

-¡Un momento! -lo interrumpió Fabius- ¿Hechizo? ¿Acaso es usted un mago?

-¡Por supuesto! -dijo Finwar, cómo si le hubiera preguntado si llevaba bigote o no- ¿No te lo contó Ser Ryan?

No, no se lo había contado. Es más, en una ocasión Ser Ryan le había contado que Finwar el Morado era un hombre que odiaba la hechicería porque una vez un mago lo había estafado con un hechizo para transoformar plomo en oro (Desde que se lo contaron, Fabius siempre mordía el oro para saber si era verdadero). Fabius llegó a una conclusión. Además, ahora que lo recordaba, le sonaba que Ser Ryman le había dicho que Finwar era burgo.

- ¡Espere! ¡Usted no puede ser Finwar el morado. ¡Finwar odiaba la magia, cómo iba a convertirse en hechicero!

- Pues claro que soy Finwar -inquirió el impostor- No ves que...

-¿¡Cómo va a ser Finwar si es hechicero!? ¡Ni siquiera es burgo! Y, además, no había visto el mandoble en su vida, sólo pretendía engañarme para llevarselo y seguro que me hubiera pedido también el tabardo y la cota de mallas.

-¡Aaarggghh! -el impostor se enfureció, se hubiera avalanzado sobre Fabius si no hubiera estado demasiado gordo para levantarse- ¡Maldito seas! ¡Tenías que caer en mi trampa e irte en calzoncillos no desvelar mi identidad a gritos! pero no vivirás para contarlo, ¡Tiembla ante mi poderosa magia de Krankh el invocador!

Fabius cojió el mandoble y retrocedió unos pasos, en posición de combate. No sabía si podría enfrentarse al hechicero. De las manos de Finwar (O más bien dicho de Krankh) salió una luz negra y, por arte de magia, dos soldados muertos de carne putrefacta (zombis sangrientos) aparecen en la habitación.

-Maldita sea -gruñó Fabius- ¡Da igual! ¡Derrotaré a esos monstruos y acabaré contigo, impostor!

//Cómo veo que los zombis tienen rapidez 0, procedo a tirar para atacar, ahora edito y pongo el resultado//

Ataco con el mandoble a uno de los zombis.

(1d4=2)+2=4

Daño total 4

Le inflingo una herida potente a uno de los guerreros muertos, pero no suficientemente grave cómo para dejarlo fuera de combate.

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Zombi sangriento x2
Nivel 2
Vida 6
Daño 1d4
Rapidez 0
Inmune a maldición,quemadura de maná y envenenamiento.

//Turin: Ganas 7xp por este post, he de respònder mas tarde pues tengo que salir//

El Zombi sangriento quedo algo atontado por el golpe, pero junto con el otro Zombi atacaron a Fabius mordiendole el cuello y brazo

Daño 2d4= 3

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Zombi1: Vida 2
Zombi2: Vida 6

//He de recordarte que siempre debes poner tu vida al final de cada post en batalla//

Una sonrisa se dibujó en los labios del hechicero al ver que sus zombis resistían y no sólo eso, sino que contraatacaban con ferozes mordiscos. "Pronto se te va aborrar esa sonrisa", pensó Fabius contraatacando "Esta vez ese tipo no se levantará"

Le lanzó una estocada a la cabeza del zombi con rabia.

Daño (1d4=1)+2= 3

Vida: 13

//Locke42: 1px, animo fabius XDD//

El zombi sobreviviente se lanzo contra Fabius intentando morderle el cuello

Daño 1d4= 3

-------------------------
Zombi: Vida 6

Vida: 20

Fabius resopló un poco cuando los sucios colmillos del zombi se le clavaron en la piel, pero fue más por el asco que por el dolor. A él aún le quedaban muchas fuerzas. Agarró el mandoble y ejecutó un brutal ataque en horizontal.

Daño (1d8=5)+3=8

El tajo de Fabius atravesó la carne y cortó al zombi por la mitad de un tajo. Fabius se sorprendió unos momentos, no sé sabía capaz de hacer un ataque así.

Pero volvió a lo importante tan enseguida como pudo. Había cabado con aquellos seres, pero el hechicero seguía vivo. Alzó la espada, amenzante.

Fabius: ¿Qué le habeis hecho al verdadero Finwar?

Krankh: No es de tu incumbencia, gusano, ya has llegado demasiado lejos ¡Éste es tu fin!

Krankh realizó un pase mágico y unas luces salieron de sus dedos. Sin embargo, debía de haber usado toda su magia en invocar a los zombis sangrientos, pues las luces se desvanecieron. En la cara del hechicero se dibujó una mueca de sorpresa. En la de Fabius, una sonrisa.

//No sé si tenía que esperar a que me dijerais que el zombi había muerto para seguir el relato, si es así ponedlo y edito el mensaje//

//Turin: todo bien fabius, no hace falta que anuncia algo obvio, ganas 3xp por este post y 4xp y 4 silex por la batala, puedes continuar//

Krankh intentó alzarse d eus silla y echarse a correr, pero su gordura se lo impidió y cayó de bruces al suelo cuándo apenas dió un paso. Intentó levantarse, pero sólo consiguió quedarse en una ridícula postura patas arriba, cómo si de una tortuga se tratara. Entonces, su sorpresa se convirtió en miedo.

Krankh: ¡No me mates!

Fabius pues la bota en su enorme barriga y apuntó con la espada a su cuello.

Fabius: No te mataré si me dices que hicisteis con el verdadero Finwar el Morado.

Krankh empezó a temblar y a sudar cómo un cerdo en el matadero. Tardó lo que pareció una eternidad en hablar.

Krankh: Lo... lo matamos... nosotros lo matamos... Yo lo maté, pero ellos me obligaron...

El futuro caballero tuvo que contenerse para no sacarle las entrañas allí mismo.

Fabius: ¿Nosotros? ¿Tú y tus dos sirvientes?

Krankh: No... No son mis sirvientes, en realidad son mis vigilantes, el líder me asignó a mi la misión de acabar con el compañero de armas de Ryan y a ellos la de procurar que yo no fracasara. ¡No me mates! ¡Yo no tenía nada en contra de él, lo juro, me lo ordenaron, me hubieran hecho cosas terribles si desertaba!

Fabius: ¿Quiénes?

Krankh: Los Roedores, esa organización de sinvergüenzas, si me dejas vivir te llavaré hacia ellos, te ayudaré a acabar con ellos, es muy fácil llegar, sólo hay que...

No terminó de hablar. O bueno, más bien dichó terminó de hablar, pero para siempre. Una daga arrojadiza se clavó en su cuello. Al otro lado de la habitación, se encontraba el "sirviente" viejo.

Falso sirviente viejo: Ese estúpido gordo ha estado a punto de desvelarnos, pero no creas que te será tan fácil dar con los roedores. No impedirás nuestro realzamiento, joven.

Fabius se preparó para volver a combatir, pero, cómo estaba desarmado, el viejo optó por no luchar. Con una agilidad sorprendente atravesó corriendo la habitación, pasando por el lado de Fabius, y saltó por el balcón. Al principio Fabius se preguntó porqué se había arrojado por ahí. Si había caído al suelo seguramente había resultado herido. Se dió cuenta de lo ue pasaba demasiado tarde.

Cuándo Fabius se asomó al balcón, el sureño viejo estaba cómo tripulante de un carro dirigido por el sureño más joven, el que Fabius se encontró en la puerta. Tenían un plan de retirada ya elaborado. A Fabius, que si hubieran ido a pie ya les habría costado seguirles, en carruaje nunca les daría alcanze.

Fabius: ¡Maldita sea!

//Turin: Ganas 8xp, buen post//

Ya era demasiado tarde para darles alcanze.

Fabius se sentó en el sillón del falso Finwar para meditar sobre lo que debía hacer. No pudo resistir la tentación de acabarse la comida y la bebida del hombre mientras lo hacía.

*Debo autocontrolarme más*-se ddijo a sí mismo. Sin embargo siguió comiendo mientras pensaba.

Ambos hombres eran hombres del sur. Por lo tanto, la organización de los Roedores debía tener su sede en Glaidotc o en sus cercanías. No era de extrañar, allí casi no había ley. Pero estaba a varios días de Devonesh y, además, él sólo no podría enfrentarse a lo Roedores, por lo menos no aún que no era más que un simple escudero. A lo mejor debía buscar ayuda. Decidió que sentado allí no iba a hacer nada de bueno así que se levanto y se preparó para marcharse. Entonces lo vió, allí, colgado en la pared, hasta entonces no había reparado en él a pesar de ser muy grande.

Era un cuadro, un retrato. En él, el autor había plasmado a la perfección a quatro caballeros y, al fondo, la ciudad de Devonesh. Aunque los cuatro hombres llevaban sus armas y armaduras no llevaban puesto el yelmo. El primero era un hombre alto y corpulento de mediana edad con el cabello y la barba bastante largos que vestía una armadura roja y blanca y levaba un enorme mandoble en la espalda. Fabius reconoció enseguida a ser Ryan, aunque en el retrato era mucho más joven que cuando él y Fabius se conocieron. El segundo era un hombre corpulento y bigotudo que vestía una armadura blanca y morada y blandía una maza. Debía de ser Finwar el Morado antes de dejar la caballería para adentrarse en el mundo del mercader. No se parecía demasiado al impostor. A su lado había un caballero anciano que vestía una armadura amarilla y blanca y blandía una lanza. A Fabius no le sonaba de nada su cara pero, viendo que en el retrato ya era viejo, supuso que ya debía de estar muerto. Al parecer, todos los retratados estabn ya muertos. Si era así, no le iba a servir de mucho su descubrimento.

Pero entonces se fijó en el último caballero. Era un hombre joven, puede que incluso más que Fabius. Llevaba el pelo negro muy largo, vestía una armadura azul y blandía un hacha de combate. Fabius leyó, debajo del cuadro: Ser Ryan el Rojo, Ser Finwar el Morado, Ser Brad el Amarillo y Ser Draich el Azul. Así que esos eran los famosos compañeros de aventuras de Ser Ryan. Fabius los había imaginado a todos mucho más viejos pero, al parecer, había uno que aún debía de estar vivo. Draich el Azul, el único de los compañeros que no provenía de Devonesh, sino de Sacro.

Sacro, allí era en dónde debía empezar a buscar. Seguro que Ser Draich lo ayudaría.

Fabius salíó de aquel lugar dejándolo todo cómo estaba y se dirigió camino a Sacro. Con suerte, encontraría algún viajero que aceptara llevarlo en su carreta.

//Turin: Ganas 7xp por este buen post, porque todos siempre acaban iendo a Sacro XD//

// Es que Sacro mola xD. De todos modos, no me voy a quedar mucho rato allí//

Las aventuras de Fabius siguen aquí: http://imperium.foroactivo.eu/sacro-f19/buscando-al-caballero-azul-t195.htm#1857